sábado, 10 de septiembre de 2016






Despedida



En la tierra humedecida por el mar de mis ojos
han quedado en el reposo quienes me dieron la vida.

No olvidarán mis oídos el sonido de sus voces
ni mi piel el suave roce de sus besos y abrazos.

Bajo este cielo y las flores que les traigo con cariño
yacen sus cuerpos dormidos en un  silencio infinito
roto por el ahogado grito de esta hija que les ama.

En la tierra humedecida caeré yo de rodillas
en medio de una estampida de lágrimas y gemidos
por mis padres que han partido al llamado del Señor






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